Servicios Públicos analiza el modelo de negocio de cara a la futura licitación // El ayuntamiento y la actual dirección negocian la fecha de fin de la concesión
El Parque de Atracciones de Zaragoza lleva meses cerrado como consecuencia de la crisis sanitaria. Un tiempo que la dirección, que habla de cuantiosas pérdidas que podrían poner en riesgo su viabilidad, está aprovechando para centrarse en la negociación con el consistorio sobre el fin de la concesión del centro. Mientras que el ayuntamiento defiende que termina el 25 de julio del 2022, la empresa sostiene que es el 18 de noviembre del 2024. A la espera del resultado de las conversaciones, el área de Servicios Públicos ya está pensando en el futuro y quiere modernizar y actualizar las instalaciones para convertirlas en un polo de atracción.
La concesión del Parque de Atracciones es la más antigua del ayuntamiento. Según consta en los expedientes municipales, se adjudicó el 11 de octubre de 1972. Los primeros años la familia Morte compartía su titularidad con dos bancos, hasta que un tiempo más tarde adquirió toda la propiedad. Más tarde amplío su negocio incluyendo la gestión del Acuario de Zaragoza o los paseos en barco por el Ebro.
Con el fin de la concesión a la vuelta de la esquina, desde la dirección, Jesús Morte insiste en que pueden seguir operando hasta noviembre del 2024, a pesar de que Intervención General adelanta la fecha hasta el próximo verano, por lo que la concejala de Servicios Públicos, Natalia Chueca, ya está pensando qué es lo que puede hacer en las instalaciones para que parezcan nuevas o, como poco, diferentes.
Un nuevo diseño para el parque
Para ello, y en colaboración con la Cátedra sobre el Diseño de los Servicios Públicos, se está estudiando el modelo del futuro del centro de ocio. Según explican desde el área, en los próximos meses se va a analizar la oferta actual del parque, su viabilidad y las posibilidades que tiene para adecuarlo a «los nuevos tiempos». Para ello, se va a hacer un estudio de mercado sobre la demanda actual (antes de la crisis) y las ofertas de otros parques temáticos de similares características.
Desde la Asociación Española de Parques de Atracciones (AEPA) apuntan que renovar, actualizar o modernizar un parque de estas características no es ni sencillo, ni barato ya que el coste de las atracciones es «muy elevado» y ni el sector ni el mercado están preparados actualmente para afrontar este tipo de inversiones, tras un año (el 2020) de pérdidas millonarias.
En paralelo, y con la vista puesta en el próximo verano, el consistorio también está trabajando en el procedimiento de liquidación de la concesión, que incluirá una comprobación técnica para analizar el estado de las instalaciones, que pasarán a ser de titularidad municipal, y un análisis sobre la liquidación del canon de concesión. También en este aspecto hay diferencias y negociaciones sobre el acuerdo de reequilibrio económico porque la compensación de las tasas e impuestos municipales acordada es incorrecta.
Las atracciones más nuevas
Atendiendo al pliego, se hace a través del pago de un canon fijo de 721,21 euros anuales y otro variable del 15% de las entradas que vende el recinto que, según el interventor, se calcula sobre un único tipo, excluyendo al resto de títulos que han ido surgiendo y que también deberían incluirse. Según el informe en el que se apoya Servicios Públicos, la empresa solo ha tenido en cuenta las entradas que se venden en taquilla para entrar al recinto, pero no los accesos para eventos masivos, como San Pepe, la fiesta de la cerveza, las celebraciones de bodas, comuniones y empresas, además de las entradas para la piscina o las pulseras y los abonos que vende. De hecho, estos actos le generan un gran beneficio a la concesionaria. El consistorio solo puede negociar el canon de los últimos cuatro años porque los anteriores han prescrito, según apuntan intervención.
Ya en el 2019 el interventor apuntaba que la falta de seguimiento había provocado que las modificaciones realizadas en el parque se considerasen «aceptadas por ambas partes». Se refería a obras que no se habían llevado a cabo, como la piscina cubierta o el teatro a la intemperie, aunque tampoco constan requerimientos por parte del ayuntamiento.
La familia Morte ha invertido 5,5 millones desde el 2002 en la mejora de las instalaciones y en la adquisición de nuevas atracciones, como la acuática Río Navajo (600.000 euros) en el 2003, las llamadas Caballos Mecánicos (4.800) en el 2005, Vertical Swing (277.000) en el 2010, Colorado Express y Torreón (205.000 y 320.000, respectivamente) en el 2012, y el Río Misterioso (180.000), entre otras.
Morte recalca que también han ido mejorando de forma constante la zona de restauración, los servicios comunes o los espacios ajardinados y que han ido actualizando todas las maquinas. En cuanto a las atracciones, el grueso de su inversión tiene que ver con las infantiles, ya que en un primer momento los parques estaban asociados a un público más adulto hasta que se produjo un cambio de tendencia y pasó a ser más familiar y no había una oferta adaptada por los menores.
«El público demanda de un año a otros nuevas atracciones, quieren que nos reinventemos en cada temporada», explica Jesús Morte, que también dice que no es viable económicamente dar respuesta anualmente a esta demanda ciudadana.
Fuente: El Periódico de Aragón